MARCO AURELIO
Una
de las máximas figuras del estoicismo fue el mismísimo emperador Marco Aurelio,
autor de Meditaciones, un breve tratado destinado a cumplir un fin muy
concreto: enseñarnos a vivir bien.
«Al
despuntar la aurora, hazte estas consideraciones previas: me encontraré con un
indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un
insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males.
Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del
mal es lo vergonzoso, y que la naturaleza del pecador mismo es pariente de la
mía, porque participa, no de la misma sangre o de la misma semilla, sino de la
inteligencia y de una porción de la divinidad, no puedo recibir daño de ninguno
de ellos, pues ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con mi
pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar, al igual que los pies,
las manos, los párpados, las hileras de dientes, superiores e inferiores.
Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es contrario a la
naturaleza. Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación y
repulsa».
Meditaciones, Marco Aurelio
Dentro
del mundo de la filosofía, existen libros de una mayor o menor utilidad
práctica. Algunos tienen un lenguaje claro y ofrecen enseñanzas simples,
concisas, que pueden mejorar nuestra vida si logramos asimilarlas
correctamente. Meditaciones, del emperador romano Marco Aurelio, es uno de esos
libros. Esta obra, que el emperador escribió para sí mismo como manera de
recordar y tener a mano los principios de la filosofía que adoptó, el
estoicismo, es uno de los mejores manuales de ética que nos ha dado la
historia.
En
él, Marco Aurelio nos explica, mediante párrafos cortos y un lenguaje muy
cercano, cuáles son sus principios y las ideas que guiaron su vida, cuyo
resultado no fue otro que pasar a la historia como uno de los mejores
gobernantes que han existido. Es, por tanto, un libro de más que recomendable
lectura, especialmente para aquellos que comienzan a acercarse al estudio de la
filosofía o a aquellos que, por la razón que sea, están atravesando un momento
difícil en su vida. Y es que si por algo se ha hecho famosa la filosofía
estoica es por la tranquilidad de espíritu que ofrece. No es casualidad que
cuando decimos que alguien se toma las cosas «con filosofía», por lo general
nos referimos a las ideas de los filósofos de la Stoa (Zenon, Cleantes,
Crisipo, Posidonio, Séneca, Epicteto, etc.).
Meditaciones,
que el emperador Marco Aurelio escribió para sí mismo, es uno de los mejores
manuales de ética que nos ha dado la historia
El
lector atento podrá encontrar en esta obra, además, ideas presentes en otros
movimientos filosóficos de enorme influencia —como el taoísmo o el budismo
orientales o el pensamiento de Heráclito y los cínicos—, así como un sinnúmero
de consejos prácticos aplicables a su propia vida. Y es que algunos conceptos
del estoicismo siguen tan vigentes hoy como la primera vez que fueron expuestos
hace ya miles de años.
Determinismo
Meditaciones,
de Marco Aurelio.
Para
Marco Aurelio, como para el resto de los estoicos, hay un elemento fundamental
que define todos los demás aspectos de su filosofía: el determinismo. El ser
humano no es libre, sino que la vida de cada uno está perfectamente prefijada
por su destino. No importa aquello que hagamos, ni aquello que vivamos o las
elecciones que tomemos: todo está ya escrito de antemano. No solo eso, sino que
es así para bien. Es la naturaleza humana, en perfecta sintonía con la voluntad
divina, la que establece cuál será el curso de nuestra vida.
Puesto
que esta está determinada, lo único que hemos de hacer nosotros es actuar
conforme a nuestra naturaleza, es decir, respetando nuestro destino. No existe
alternativa, y si la perfecta inteligencia de la naturaleza nos lo ha impuesto
es porque así es como ha de ser.
La filosofía de la tranquilidad
Es
de ese modo que los estoicos logran la gran característica que los ha hecho
famosos: la ataraxia. La imperturbabilidad de ánimo. Al aceptar las cosas que
suceden como parte de su destino, los estoicos dejaron de lado las
preocupaciones, las frustraciones y, en general, cualquier emoción. Vivían por
y para la razón, elemento definitorio de la naturaleza humana.
De
esta manera, este —corto en extensión, pero grande en contenido— libro, se
convierte en un soberbio manual de ética estoica, plagado de consejos
prácticos. A través de sus páginas, el emperador —y quizá por su título llame
aún más la atención de su mensaje— nos invita a vivir frugalmente, alejándonos
de los placeres y pasiones animales, y a centrar nuestra existencia en vivir
conforme a la naturaleza racional del hombre.
Los
estoicos vivían por y para la razón, elemento definitorio de la naturaleza
humana
Especifican
estas Meditaciones que el ser humano sabio y virtuoso ha de alejarse tanto de
los recuerdos del pasado como de las expectativas del futuro, por la sencilla
razón de que ambos no existen. El pasado ya no es, el futuro no ha llegado. Por
tanto, es inútil gastar nuestra energía pensando en ellos. Toda nuestra
atención ha de estar en el presente, único tiempo en que tenemos poder. Además,
este es el único modo de proceder acorde a la lógica: no hemos de preocuparnos
por el futuro porque está predeterminado y, aunque quisiéramos, no podríamos
cambiarlo. Debemos abandonarnos a lo que sea que ocurra sin preocuparnos. No
solo porque sea lo mejor y necesario, sino porque, cuando llegue el momento, lo
abordaremos con la misma entereza y buen juicio que tengamos hoy.
La
vida es, por tanto, realmente brevísima. Puesto que no poseemos más que el
ahora, el instante presente, no hemos de perderlo en fantasías o esperanzas.
Todo en la vida estoica —acto, palabra o pensamiento— va encaminado a un fin,
que no es otro que el perfeccionamiento personal. De este modo, Meditaciones
nos persuade de no vivir tratando de adivinar las consecuencias de nuestros
actos. No hemos de buscar fines concretos. Hemos de actuar bien, buscando la
máxima virtud posible… y será lo que tenga que ser. No son de nuestra
incumbencia las consecuencias de nuestros actos, sino de los dioses que han
trazado el plan.
Esta
visión, la de comportarnos como actores en una obra escrita por otro, puede
parecer profundamente deprimente para algunos —¡qué clase de vida es una que
carezca de emociones!—, pero se revela exactamente como el estoico la defiende:
libre de dolor. Una existencia profundamente en paz, sin frustraciones ni
preocupaciones. Una docilidad espiritual que sustituye todo eso que altera la
calidad de nuestra vida por una profunda calma. Marco Aurelio lo explica así:
«Cuando
busquemos un modelo de vida, fijémonos en una piedra de la playa. Es batida
continuamente por las olas, pero ella permanece inmóvil y tranquila, y al
final, en torno a ella se calman las aguas».
El
pasado ya no es, el futuro no ha llegado. Toda nuestra atención ha de estar en
el presente. Además, el futuro está escrito y, aunque quisiéramos, no podríamos
cambiarlo
Indiferencia ante la muerte
Incluso
ante el trance de la muerte nos convence Marco Aurelio de mantener nuestro
ánimo reposado y en paz. La muerte, lo mismo que la vida y los sucesos que en
ella experimentamos, escapan por completo a nuestro control. ¿Por qué
preocuparnos entonces? La misma llegará cuando deba hacerlo, sea mañana o
dentro de cincuenta años. No importa.
El
sabio reconoce que no es más que una minúscula pieza dentro del gigantesco
tablero de juego del universo. Sabe que, por mucha fama, riqueza o poder que
tenga, pasará al olvido como los millones de seres que vivieron antes que él.
Consciente del minúsculo papel que tiene dentro del plan global elaborado por
los dioses, se limita a vivir su vida mejorándose y aceptando lo que le toca
vivir. Y cuando esta termina, la entrega del mismo modo que la vivió: en paz.
Simplifícate
Meditaciones,
de Marco Aurelio, en edición de Cátedra.
Podemos
observar, por todo lo anterior, que en el libro Marco Aurelio hace una
encendida apuesta por simplificar nuestra existencia. Fuera preocupaciones,
objetivos y dolores. No nos harán vivir mejor y, además, no se adecuan a
nuestra naturaleza humana. Huyamos de los placeres, de los apegos y de las
opiniones de quienes nos rodean. No importan. Todo está trazado ya, incluso para
aquellos que no lo creen.
¿Perder
el tiempo discutiendo? ¿Para qué? Si alguien tiene voluntad de oírte, podrás
persuadirlo tranquilamente; si no, aléjate. Tu vida es muy breve, aprovéchala
siendo un hombre de bien.
¿Buscas
descanso? No viajes o te refugies en la soledad de la naturaleza. No lo
necesitas, porque existe un lugar donde están todas las respuestas y la paz que
anhelas: tu interior. Esto es así porque tienes en ti mismo la razón, la
cualidad divina que te conecta con el universo. Olvida lo externo, no es
importante. Lo externo no lo puedes controlar, no depende de tu voluntad. Lo
único que de verdad importa es aquello que nadie te puede quitar: tu mente.
Domínala y ella dominará tus acciones, instándote a vivir racionalmente, único
objetivo del ser humano. Todo lo demás te será dado por añadidura.
Lo
único que importa es aquello que nadie puede quitarte: tu mente
El buen vivir
De
este modo vivir bien es realmente muy fácil. Y precisamente en esa sencillez
está la paz espiritual. No es extraño que el estoicismo encontrara su hueco en
los periodos convulsos de nuestra historia. Muchos han sido los hombres,
filósofos o no, que han tomado los principios de la ética estoica como guía.
Frente a otras escuelas filosóficas que nos cargan con la responsabilidad de
nuestra vida, poniendo sobre nuestras espaldas el peso de todo aquello que nos
acontece, el estoicismo nos ofrece una alternativa liberadora.
¿Filosofía
para débiles que quieren escurrir el bulto? Tal vez…, si es que podemos
considerar débiles a quienes, como Marco Aurelio o Epicteto, fueron capaces de
alcanzar el máximo dominio de sí mismos, lo cual, por cierto, es algo muy
parecido a ser verdaderamente libre.
13 citas para la felicidad y la
tranquilidad
«Acuérdate
de esto siempre: para vivir felizmente basta con muy poco».
«El
verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele».
«Es
ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio
intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible».
«La
vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella».
«No
desprecies la muerte, acéptala de buen grado, porque forma parte de lo
establecido».
«No
lo hagas si no conviene. No lo digas si no es verdad».
«Recuerdo
a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates y
tantos otros; y me pregunto: ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego
morir y volverse tierra!».
«Pronto
me llegará la orden: te has embarcado; has navegado; has llegado; desembarca…».
«En
ninguna parte puede hallar el hombre un retiro tan apacible y tranquilo como en
la intimidad de su alma».
«Todo
lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una
perspectiva, no es la verdad».
«Vive
una buena vida. Si hay dioses y son justos, te darán la bienvenida en base a
las virtudes por las que has vivido. Si no hay dioses, habrás vivido una vida
noble que perdurará en la memoria de tus seres queridos. Y si hay dioses, pero
son injustos, entonces no debes querer adorarlos».
«Tú
tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto
y encontrarás la fuerza».
«No
vivas como si fueras a vivir diez mil años. Tu destino pende de un hilo.
Mientras estés vivo, hazte bueno».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario