miércoles, 16 de abril de 2025

 

Comentario Literario

Título sugerido: Del deseo a la verdad: cuando el amor aprende a esperar

En este fragmento, el amor y el deseo se encuentran cara a cara en un espacio íntimo donde las emociones y las palabras se cruzan como cuchillos que no hieren, pero sí despiertan. La tensión no es únicamente sexual; es existencial. Los personajes se buscan, se prueban, se revelan y se contradicen, como lo hacen los seres humanos cuando intentan amar de verdad.

La clave del diálogo no está en la pregunta por la felicidad, sino en lo que ella exige: autenticidad. El texto no teme mostrar el deseo, ni recurre a eufemismos para suavizar lo que se siente cuando el cuerpo quiere, pero el alma duda. Aquí, el coito no es pecado, pero tampoco es salvación. Es, en todo caso, una posibilidad cargada de sentido, de peligro, de belleza y de abismo.

En un gesto de madurez —poco común en los relatos contemporáneos que exaltan la inmediatez del placer—, uno de los personajes opta por la renuncia. No desde la represión, sino desde una ética del cuidado. El límite impuesto no es frío ni distante: es tierno y lúcido. Y ahí nace la paradoja: al renunciar al cuerpo, se afirma el alma; al negar el instante, se abraza lo eterno.

Este fragmento nos recuerda que el verdadero amor no es conquista ni sumisión, sino comunión de verdades. No se trata solo de amarse, sino de saberse responsables de la profundidad que ese amor convoca. Cuando el amor se atreve a esperar, no pierde: gana la posibilidad de volverse verdad.


TEXTO:


Me senté, y estiré mis piernas. Su mirada se posó en mi frente, y una simple mueca infantil, me dio tranquilidad. Fue, entonces, que habló tierna pero muy segura:

-        _ ¿Cuál es el centro de tu vida? ¿Cuál es tu verdadera verdad?

-          _Quiero ser feliz… -contestó él.

-         - Y sabes qué es ser feliz… me vas a decir que ser feliz es valorar lo que se tiene, es tener paz interior, o, compartir el momento con tus familiares queridos…

-         - Pero…

-        -  Nada de peros, la felicidad tampoco es tener dinero, no estar enfermo o abrigarse con una calefacción. Al diablo con todo eso… Al diablo con tu mujer, si la pones como el centro de tu existencia. No al coito rápido. No al querer ser un amigo superior o al profesional íntegro. Tú debes vivir la esencia de tu vida. Ofrece lo mejor de ti. Tú eres el centro de tu vida, y tus hijos, amigos y esposa confiarán en ti…vive tu verdad… eso, vive tu verdad…

-         - ¡Oh!.. lo sabía… sabía lo hermoso que tenías dentro de ti y no me equivoqué…

-      - Tus actos me están diciendo que te penetre, ¿verdad? Quieres que disfrute de un poco de libertad follándote d una manera completa o incompleta. Hacer eso como compartir un anillo de brillantes que yo no puedo dártelo.

Pero, si te regalo un reloj de “San José” habrá una sensación de carencia. Tú y yo sentiríamos que falta algo. Que estamos haciendo trampas y que nos estamos atando en un mundo de soledad y de miedo. Nos daremos cuenta que entrando en una vida esencialmente falsa.

Serás valiente para soportar  la falsedad del hombre  que no sabe en verdad si  potenciará  tu amor y verdaderos dones.

Quieres que te penetre, que comportamos unos pocos orgasmos y unos cuantos momentos  de unión emocional, con mi mediocridad solo para decir que mi vida es un completo desperdicio.

Tú crees que con follarte hoy te voy a llevar a un mundo mejor y al amor maravilloso.

No quiero manipularte haciéndote creer que con el placer de un momento haré que seas una mujer completa. Crees que lograré abrir tu corazón para que ingrese una luz maravillosa o unos regalos muy apreciados.

Por eso, es necesario que los dos seamos muy sensibles , que estemos  conectados  con la verdad profunda, y que esta triunfe para llegar al verdadero amor.

Yo sé que no aceptas justificaciones , pero no te quiero  engañar…

- Entonces, ¿renuncias a tocarme?..

- Entonces te follo… te arrebato con mi amor desprotegido, y te crucificaré de placer y dolor, de atracción y repulsión, de pérdidas y ganancias, que solo un gran coito con una flaquita como ramita de eucalipto me haría feliz. Por lo tanto, lo haré con dedicación, con mucha profundidad y gran sinceridad…

- Ahora, yo soy la que no quiere…

- Te salvo de tener interminables complicaciones y, cuando lo entendamos mejor, de seguro, que nuestros cuerpos se encontrarán más ansiosos que hoy…

- Crees que lo entenderemos mejor…

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Dulcinea, Dulcinea, qué otro hombre te alejó de mi camino. No te gustaron mis besos, mi bolsillo hueco. Pero, fíjate, mujer, qué abogad...