miércoles, 18 de noviembre de 2020

Consideran en frío, imparcialmente...

 

Considerando en frío, imparcialmente…

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina…

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa…

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona…

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza…

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo…

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado… Emocionado…


Dulce cusqueñita


Dulce Cusqueñita 

Hoy debe ser un gran e inolvidable día
cuando nos sentemos frente a frente
y con tu picardía de niña cusqueña
me expliques por qué te alejas de mí.

Olerás a tus hierbas muy verdes,
lozanas, 
acompañadas con los pasos musicales de niña traviesa
amén de tu alma llena de dulces inquietudes
y lazos coloridos de pollera
que se mueven al ritmo de tu vida loca,
verdad señorita, profesora de almas infantiles