viernes, 28 de agosto de 2020

 

MIL SON MENOS QUE UNO

Con tiempo y sin él

en campo lleno de heces

de mierda me dijiste

señalando tu ojo

 izquierdo

vacío de luces, de cantos,

mudo tu palpitar

sin sudor en tu pubis

sin uñas tus dedos

en mi espalda 

lejos tu mentón frío y lloroso

de mi quijotesco hombro,

lágrimas, muchas lágrimas tuyas

recorren las huellas 

de mi silencioso destino.

COVID, 19. PIMENTEL



LA ENFERMEDAD MORTAL

 

LA ENFERMEDAD MORTAL

Soren Kierkegaard

Cuando el hombre tiene conciencia de sí mismo, está íntimamente ligado a la doctrina del pecado. Mediante un acto de rebelión, descubrió su existencia de individuo, es es para Kierkegaard, categoría de individualidad, esto es su verdadera naturaleza.

Este paso de la inocencia o ignorancia de sí, al pecado, o conciencia de sí, se realiza mediante un salto cualitativo, es decir, mediante un proceso dialéctico ( para K no existe conciliación de los opuestos ya que son instancias que se excluyen, sino que se produce como ruptura de un momento a otro.

Estadio estético es igual a existencia poética, vida contemplativa; estadio ético, cuando se elige esto o aquello, es oposición a lo estético que busca lo infinito; en cambio, la vida conyugal, con sus obligaciones y renuncias, tipifica el estado ético. La razón gobierna en este estadio. Ante una nueva ruptura, da paso al estadio religioso, con principios morales religiosos, como la secreta relación con Dios.Esa interioridad es la única razón que paradójicamente puede dar cuenta  de la conducta de Abraham, sino como puede medirse la actitud de Dios que exige el sacrificio de Isaac.

De esta paradoja, se deriva una incertidumbre que arrastra al individuo a la desesperación o enfermedad hasta muerte; la angustia surge entonces de la nada. La desesperación aparece en la relación del individuo consigo mismo; es duda de la personalidad ante sí misma, es sufrimiento hasta la muerte por no obtener la certeza de la salvación. El verdadero camino hacia lo absoluto no va a través de la duda, sino a través de la desesperación.

El individuo aislado y solitario no puede ser liberado por Dios por su condición finita, sino a través de la acción, imitando la trayectoria de Jesucristo.