¿Dónde, mujer?
Algunas veces en mis sueños matinales
te abrazaba ya sin fuerzas
sin palabras
sin lágrimas
ardiente muy ardiente
te desparramabas debajo de las blancas
sábanas
tibias por las lágrimas de la virgen
mi madre
que extrañaba tu presencia
tu grata presencia.
No sé a quién preguntar
por qué existo sin ti?
No te quiero en esta soledad
caprichosa,
te quiero en el mundo
de mis brazos, de mis besos.
Rugir, morderte toda
en este cónico mundo de estrellas
de caminos
de lazos multicolores
que aten
nuestros sexos
en un nudo de ritmo lujuriosos.
miércoles, 6 de mayo de 2020
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